Se podría considerar que la existencia actual de Jaguar Watches es casi un milagro. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: Las razones que llevan al éxito de la marca Jaguar distan mucho de ser mágicas y se corresponden con el trabajo duro y la casi obsesiva búsqueda de la perfección de su fundador, Peter Haas.
El sueño de crear la mejor pieza de relojería
Nacido en una familia dedicada a la relojería en Muralto, cantón de Ticino, Peter Haas decidió en 1938 abandonar el negocio familiar y crear su propia marca, Jaguar. Con una dedicación fuera de lo común, Haas estableció un pequeño taller donde comenzó a fabricar de forma artesanal los primeros relojes Jaguar. Su obsesión por alcanzar la máxima calidad le hacía dedicar gran parte de sus días supervisando cada detalle del proceso hasta estar plenamente satisfecho con el producto final. Eran tiempos difíciles ya que, fuera de las fronteras de Suiza, Europa entraba en guerra y las ventas de productos de lujo caían en picado. Durante la postguerra, a pesar de la recuperación económica en el continente, la demanda de productos de lujo no era en absoluto prioritaria. Sin embargo, la producción de relojes mecánicos de la máxima calidad y la persecución de la perfección estética en relojería permitieron a este emprendedor crearse un nombre entre los coleccionistas de relojes que no podían dejar de admirar las piezas que, conjuntamente con un equipo de personas tan motivado como él, fabricaban en su taller.
Tecnología de vanguardia en busca de la perfección
Con el paso de los años, Jaguar invirtió en maquinaria de alta precisión que le permitió elevar la calidad y acabados de sus piezas sin perder el trabajo manual experto en cada reloj. Las máquinas no sustituían a los hábiles artesanos, sólo los apoyaban en su tarea de alcanzar la perfección, además de permitirles elevar la capacidad de fabricación para poder atender la creciente demanda que, hacia los años 60 supuso la superación de la época más oscura del viejo continente. En Jaguar, cada reloj Jaguar combina tecnología punta con un meticuloso ensamblaje manual. Los procesos de poco valor en la precisión del producto final y que requerían de largos tiempos fueron trabajados con maquinaria y, poco a poco se automatizaron las tareas más pesadas de llevar por parte de los trabajadores de la marca.
Una expansión para llevar la excelencia más lejos
En 1989, Jaguar Swiss Watches se incorporó al Grupo Festina. Esta incorporación a un gran grupo industrial relojero dio a la marca acceso a tecnologías de fabricación avanzadas y a nuevas técnicas en el diseño y manufactura de movimientos mecánicos. Sin perder la esencia artesanal de la marca, estas nuevas tecnologías facilitaron la expansión y desarrollo de nuevos productos, cada vez más precisos y sin duda, en busca de la más bella factura en piezas relojeras. Hoy, los movimientos Jaguar se construyen con la alta precisión de las máquinas, pero con impecables acabados manuales. Sin duda, el secreto de la gran consideración que nuestras piezas tienen entre los coleccionistas de relojes suizos. Nuestros relojes automáticos son la más pura expresión de los valores que Jaguar mantiene desde su fundación.
Mirando al futuro sin olvidar nuestro legado
Actualmente, la empresa ha ampliado su capacidad productiva, pero en cada reloj late el espíritu del fundador Peter Haas: lograr la máxima precisión, durabilidad y belleza en la relojería suiza. Los altos estándares de calidad se mantienen intactos y miran al futuro, como el propio Peter Haas lo hizo en 1938.
Jaguar no confía en los milagros para lograr sus objetivos, sino que crea verdaderas obras maestras gracias a la tecnología, la experiencia y la incansable búsqueda de la excelencia. Un afán de perfección que se puede apreciar en cada uno de sus relojes suizos.
